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Enrique Martínez

"Desterrados" de Alfredo Molano (reseña)

Alfredo Molano hace una revisión rápida pero muy certera de la historia de la violencia en Colombia durante los siglos XIX y XX, partiendo del presupuesto de Eric Hobsbawm que afirma que «la historia de Colombia puede interpretarse basándose en la recurrencia de dos hechos: la colonización permanente y la violencia incesante» (2001: 33).

 

Las 52 guerras civiles que siguieron a la independencia de España, no fueron más que una disputa entre librecambistas y proteccionistas (liberales y conservadores), por el control de las palancas del poder político como herramienta de acumulación. El primer movimiento fue la apropiación de las tierras por ser fuente de poder y riqueza. Y no es que fuera usada como medio de producción, sino más bien, como fuente de dominación al evitar que los campesinos indígenas se la apropiaran y la explotaran por su cuenta. «Es importante hacer notar que tanto el desplazamiento de campesinos como su adscripción a las haciendas se ejercía mediante la coerción extraeconómica, es decir, mediante el uso –o amenaza- de la fuerza» (Íbid., 35). El resultado de esto fue la adscripción del trabajo a la propiedad en las formas de terrajería, medianería, aparcería y colonato. La hacienda ataba la mano de obra logrando cerrar la frontera de colonización. De este modo, se ve el carácter de las guerras civiles del siglo XIX, como mecanismos de expropiación que causan grandes despoblamientos, para luego repoblar con mano de obra apropiada.

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